Pisadas y rasguños - Concurso de Redacción - EL PATRIOTA DIGITAL

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domingo, 4 de marzo de 2018

Pisadas y rasguños - Concurso de Redacción

Adolfo Delgado, Concurso de Redacción.- 

Este hombre trabajaba como cazador, él se mantenía con el dinero que ganaba vendiendo las pieles, y la carne  de los animales que cazaba, Algunas veces su negocio prosperaba y se llevaba una buena cantidad de dinero adicional  como también había veces en la que no ganaba nada y él simplemente se iba a su hogar con las manos vacías. Ya habían pasado 4 meses de invierno y estaba llegando la primavera cuando su dinero y más importante aún, sus alimentos se estaban empezando a acabar, por lo que él decide ya en el borde de la desesperación emprender un viaje a aquel viejo, grande y frondoso bosque. A él no le gustaba para nada aquel sitio por el simple hecho de que ese lugar era muy grande y apartado de todo rastro de civilización humana, y además, nadie había tocado ese bosque durante años. Así que ya dentro de este, camina y camina perdiéndose en esa capa verde de árboles que se extendía hacía el horizonte. Ya llevaba unas cuantas horas buscando algún animal, o al menos un rastro que lo condujera a uno pero todo era en vano, no había ningún rastro de algún ser viviente y además, ya estaba empezando a anochecer por lo que él decide regresarse de nuevo a su hogar con las manos vacías.

Camina y camina  y este hombre empieza a escuchar pasos detrás suyo, como si alguien o algo lo persigue. Su primera reacción fue de alegría al pensar el que, tal vez había un animal cerca. Pero esa alegría pronto se empezó a convertir en enojo al ver que no había nada atrás. Sus pisadas eran raras, como si eso tuviera varias extremidades. La luna empezaba a mostrarse en el horizonte y poco a poco este hombre se empieza a quedar sin luz natural, así que enciende su vieja lámpara de querosén la cual solamente alumbraba unos escasos metros delante de él y sigue su camino. Había un punto en que el cazador cada vez se empezaba a preocupar más porque ya sin luz, él no podría guiarse por aquel bosque y aún peor… Se estaba empezando a escuchar esos mismos pasos pero esta vez más cerca. Su alegría de un momento a otro pasa a enojo y de enojo a pánico y terror al escuchar, en medio de aquel bosque consumido por la oscuridad más absoluta, rasguños. Rasguños que el mismo escuchaba atrás suyo, a escasos metros. El sonido era largo e inquietante, al parecer ese algo rasguñaba el tronco de los árboles que estaban alrededor del cazador para darle a entender a este hombre de su extraña y perturbadora presencia. Cada vez este hombre iba perdiendo su costura, los rasguños seguían y la oscuridad que lo rodeaba era absoluta. Su lámpara se estaba empezando a apagar y el ya entrando en pánico decide correr, correr hacía un punto indeterminado en el horizonte oscuro de aquel terrible bosque. Corre y corre hasta que, si de un milagro se tratase, encuentra el camino que él había tomado antes de adentrarse en ese temible sitio, al parecer aquel cazador no se había dado cuenta que andaba caminando en línea recta todo este tiempo pero eso era lo que menos importaba en aquel momento. Ya entrando en aquella trocha lo último que escucha es un alarido inhumano que provenía de aquella oscuridad absoluta.

El hombre llega a su casa corriendo, entra, deja sus cosas y se empieza a quitar su ropa y chaleco de encima, y quizás por distracción se le olvida cerrar su puerta, así que nervioso lo hace. Asustado pero con un primitivo alivio, este hombre se acuesta en su cama, pensando en aquella macabra experiencia. 

Es media noche, algo le interrumpe el sueño a este cazador ya que resulta ser que él se pone pálido al notar algo familiar en aquella oscura recamara. El empezó a escuchar los mismos rasguños del bosque pero esta vez proviniendo de debajo de su cama.

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